El caló es un idioma creado por los gitanos entre los siglos XV y XVIII, a partir de palabras derivadas del romaní que se articulan por medio de la morfosintaxis del castellano. En los dos últimos siglos, todo parece indicar que esta lengua ha ido poco a poco desapareciendo; sin embargo, no se tiene información sobre el uso que le dan sus hablantes actuales. Muchas de las palabras que conforman el caló tienen sus equivalentes en castellano y quienes lo hablan pueden todavía identificarlas.
Los gitanos eran considerados un grupo minoritario, por lo que entre los siglos XVI y XVIII fueron perseguidos por introducir a la sociedad española el uso de su idioma. Se le veía como factor de una diferencia vergonzosa que había que borrar cuanto antes, así que se hizo lo posible por prohibirla. Se les persiguió tanto al grado de enviarlos a las zonas más alejadas y castigarlos con azotes. Aunque se dedicaran a un oficio, trabajo o actividad considerada digna, hablar el caló era visto repugnante.
Un círculo de estudiosos llegó a la conclusión en el último cuarto del siglo XVIII de que el romaní, lengua de donde viene el caló, tiene origen indo-ario. Un profesor llamado Johan Rüdiger, que impartía clases en Halle, fue el primero en anunciar este descubrimiento publicando un artículo que contenía la primera descripción gramatical del dialecto romaní, y simultáneamente comparaciones estructurales sistemáticas de este lenguaje con el indostaní.
Uno de los más influyentes autores estudiosos de esta lengua fue Grellmann, cuya publicación tuvo un gran impacto. En este libro ya se propone un nuevo conocimiento respecto a los “romá” como un grupo étnico que comparte un idioma de raíces índicas relacionado con el sánscrito. En 1783 se marcó un punto de cambio en la imagen intelectual que se tenía de los gitanos españoles hasta reconocerlos como un pueblo con origen común que se manifiesta con su lenguaje de origen noble.
Para el lapso entre 1818 y 1867 ya se contaban nueve diccionarios de caló publicados en España y el resto de Europa. Seguramente por una moda que surgió asociada con lo gitano y lo flamenco, empezó una tendencia por lanzar estos diccionarios y más publicaciones. Un autor llamado Bakker lanzó un gran estudio sobre el caló. Él considera el caló un idioma “pararromaní”, es decir, un idioma mixto formado por un léxico de origen romaní.
Este utiliza la fonología y la morfosintaxis de la lengua dominante. El caló, ya concebido y reconocido, tiene documentadas al menos diez variedades pararromaníes relacionadas con el sueco, el noruego, el alemán, el inglés, el catalán, el portugués, el vascuence, el castellano, el griego, el persa, el turco y el armenio. De acuerdo con el autor Bakker, todos los idiomas pararromaníes toman prestados muchos elementos de la lengua dominante.
Se estima que aproximadamente de 65mil a 170mil personas hablan el lenguaje del caló entre España, Francia, Brasil y Portugal, aunque también se habla en México y Argentina. De este surgen diferentes dialectos entre los que se encuentran: el caló español o hispanorromaní, el caló catalá o catalanorromaní, el calão. En la actualidad, algunas de sus palabras han sido integradas al diccionario, tanto por la Real Academia de la Lengua.
30 ejemplos de caló
En los siguientes ejemplos, se cita la palabra en caló y se le acompaña con su definición en castellano en paréntesis:
- Tató (pan)
- Manró (pan)
- Jumer (pan)
- Marrocate (pan)
- Pañí (agua)
- Mol (vino)
- Moyate (vino malo)
- Ampio (aceite)
- Chute (leche)
- Redundes, rendundes (garbanzos)
- Bobis (habas)
- Fachoyis (judías, habichuelas)
- Anró (huevo)
- Balebás (tocino)
- Jeló (jamón)
- Chobasta (cebada)
- Gayardó (café)
- Grumajes (tomates)
- Gromayes (tomates)
- Gui (trigo)
- Jayipén (comida)
- Peperes (pimientos)
- Longañó (chorizo)
- Machó (pescado)
- Mas (carne)
- Panalí (aguardiente)
- Rilaoras (patatas)
- Traquiales (uvas)
- Jamar (comer)
- Tapiar, tipiar (beber)
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