La dedicatoria es un texto breve que aparece al inicio o bien al final de una obra literaria. A través de ésta, el autor dedica su obra a quien él desee. Así, puede dedicar su creación a las personas que lo ayudaron a que ésta fuera publicada, o bien a su familia y amigos.
No se tiene un registro específico de cuándo y quién inició con la costumbre de colocar dedicatorias en las obras literarias. Sin embargo, sí se sabe que éstas eran ya habituales en algunos autores clásicos latinos, como es el caso del epicúreo Lucrecio, quien dedicó su obra titulada Sobre la naturaleza de las cosas, escrito en el siglo I a.C., a su amigo Memo.
Otros autores latinos clásicos como Horacio y Virgilio, dedicaron algunas de sus obras a Mecenas (Cayo Cilnio Mecenas), un noble romano de origen etrusco, que fue confidente y consejero político.
El tipo de dedicatoria que se coloque en un libro, tiene mucho que ver con la personalidad y forma de ser del autor. Algunas de ellas son mucho más formales, otras son emotivas e incluso algunas de ellas pueden ser graciosas. Aunque las dedicatorias se originaron dentro del ámbito de la literatura, también es posible que un autor dedique otro tipo de obras, como las musicales o de artes plásticas o audiovisuales.
Existen algunas dedicatorias de libros famosos que han pasado a la historia por su originalidad o por su relevancia histórica. A continuación se presentan algunos ejemplos.
20 ejemplos de dedicatorias famosas:
Ejemplo 1
Para Anna, que abandonó El Señor de los Anillos para leer este libro. (¿qué más se puede pedir a una hija?). Y para Elinor, que me prestó su nombre, a pesar de que no lo necesitaba, para una reina elfa.
Cornelia Funke, Corazón de tinta.
Ejemplo 2
A León Werth.
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada. Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños (pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, por consiguiente mi dedicatoria:
A León Warth
Cuando era niño.
Antoine de Saint-Exupéry, El Principito.
Ejemplo 3
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A mi esposa Marganit, y a mis hijos Ella Rose y Daniel Adams, sin los cuales habría podido acabar este libro dos años antes.
Joseph J. Rotman, An introduction to Algebratic Topology
Ejemplo 4
Esto se presenta como una obra de ficción y no está dedicado a nadie.
Charles Bukowski, Cartero.
Ejemplo 5
Esto no es para ti.
Mark Z. Danielewski, La casa de las hojas.
Ejemplo 6
Para Colin Firth, eres un gran tipo, pero estoy casada, así que creo que deberíamos ser solo amigos.
Shannon Hale, Austenland.
Ejemplo 7
Dedicatoria al conde de Lemos
Enviando a Vuestra Excelencia los días pasados mis comedias, antes impresas que representadas, si bien me acuerdo, dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia; y ahora digo que se las ha calzado y se ha puesto en camino, y si él allá llega, me parece que habré hecho algún servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas partes me dan a que le envíe para quitar el hámago y la náusea que ha causado otro don Quijote, que, con nombre de Segunda parte, se ha disfrazado y corrido por el orbe; y el que más ha mostrado desearle ha sido el grande emperador de la China, pues en lengua chinesca habrá un mes que me escribió una carta con un propio, pidiéndome, o, por mejor decir, suplicándome se le enviase, porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana, y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote. Juntamente con esto, me decía que fuese yo a ser el rector del tal colegio.
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha (segunda parte).
Ejemplo 8
Dedico este libro a todos mis enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera.
Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte.
Ejemplo 9
A la memoria de mi padre (1897-1971), que fue químico y buena gente.
Mario Benedetti, Primavera con una esquina rota.
Ejemplo 10
Mi primer padrastro solía decir que con lo que no sé, se podría llenar un libro. Aquí está.
Tobías Wolff, Vida de este chico.
Ejemplo 11
Empecé este libro para Holly, lo terminé para Maddy.
Neil Gaiman, Coraline.
Ejemplo 12
¿Se puede dedicar un libro a una gota de agua salada?
Cuca Canals, Llora, Alegría.
Ejemplo 13
A un viejo amor que murió sin darme tiempo a pedirle perdón.
Manuel Maristany, La enfermera de Brunete.
Ejemplo 14
Aquí debería estar tu nombre.
Rubén Boifaz Nuño, El manto y la corona (poemario a un amor no correspondido).
Ejemplo 15
La idea para este libro me fue sugerida por un niño en un colegio que había ido a visitar, quien me pidió que escribiera un libro llamado El castillo ambulante. Escribí su nombre, y lo guardé en un lugar tan seguro que no he sido capaz de encontrarlo. Me gustaría darle las gracias.
Diana Wynne Jones, El castillo ambulante.
Ejemplo 16
Al imaginario lector que podría pagarme medio paquete de cigarrillos si comprara mi libro. Te advierto que no sólo no me identifico con ninguno de los personajes, sino que además, de ninguno de ellos querría ser amiga…Cuidado con las sombras.
Ángeles Caso, El Peso de las sombras.
Ejemplo 17
A la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del sol que me mandaba moras y claveles.
Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.
Ejemplo 18
A mis hijos que, sin duda, jamás nacerán.
Cyrill Collard, Las noches salvajes.
Ejemplo 19
La dedicatoria se suprime a petición de parte.
Juan José Arreola, Palindroma.
Ejemplo 20
A Susana, que supo rebatirme, una tras otra, las cinco razones de peso que le expuse para no escribir jamás la novela.
Javier García Sánchez, Ella, Drácula.