La sátira es un subgénero o forma literaria que se desprende del género lírico, cuyo origen se encuentra en la antigua Grecia y posteriormente pasó a roma donde tomó auge. Con la sátira se presenta la opinión de un autor, sobre de un tema, personaje o situación, por medio de una burla que puede ser irónica o sarcástica, mostrando la indignación hacia tal o cual tema o personaje, adoptando en ocasiones un fin moralizante, (como en las sátiras sociales), pero sin dejar de lado el toque burlesco, ni dejar de enfocarse en entretener, (en ocasiones en forma de “juego”) a un público.
Las sátiras han sido escritas tanto en verso como en prosa, y así mismo, suelen ser dichas de tal o cual forma, por ejemplo en obras teatrales puede hacerse en forma versificada, mientras que en alguna sátira destinada al entretenimiento (pongamos por caso para la televisión), puede decirse y actuarse en prosa, siendo usada dentro de la parodia, expresión artística en las que se utiliza con frecuencia la sátira, ya sea para expresar una opinión, divertir a un público o simplemente hacer burla o mofa de la persona o situación aludida.
Es un recurso muy utilizado en cuestiones políticas, sociales, religiosas, periodísticas, e incluso en el ámbito del espectáculo, así como en el campo propiamente literario, ya que mediante la sátira, se realizan críticas a los sistemas de gobierno, a los regímenes, a personajes públicos, y a la sociedad misma, así como a diversas situaciones, haciendo en ocasiones burlas, ironías, invectivas, fanfarronerías, y sarcasmos.
La sátira siempre se encuentra enfocada hacia alguien, (un personaje público que bien pudiera ser un político, o un artista, es decir, hacia una persona conocida), o hacia algo (puede ser una situación, un tema, una profesión, un problema social, etc.).
10 ejemplos de sátiras
1. Sátira en verso, (Quevedo).
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;
Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egipto,
Los doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.
2. El libro utopía de Tomás moro, es una sátira social, que critica a la sociedad europea del siglo XVI, y las ideas que imperaban en Europa en la época.
3. (Del libro elogio a la locura de Erasmo de Rotterdam).
…No querría que creyeseis que lo he compuesto para exhibición del ingenio a la manera que lo hace la cáfila de los oradores. Pues éstos, según ya sabéis, cuando pronuncian un discurso que les ha costado treinta años elaborar, y que más de una vez es incluso ajeno, juran que lo han escrito, y aun que lo han dictado, en tres días, como por juego…
4. La divina comedia es una obra literaria en donde se satiriza a algunos personajes de relevancia política de su tiempo, en especial algunos personajes del clero y el lujo en el cual vivían.
5. (Horacio).
…Debemos ser tan indulgentes con las faltas del prójimo como el padre con las de sus hijos; éste, si tiene un chico bisojo, dice que tuerce algo la vista; si es un enano, tan menudo como el aborto de Sísifo, le llama su pimpollo; si anda con las piernas torcidas, lo encuentra estevado, y poco derecho si se tambalea sobre los talones…
6. (Horacio).
…El amigo tolerante y como debe ser, cuando pesa mis tachas y mis prendas, a poco que éstas aventajen a las otras, se inclinará a mi favor, si precia en algo mi amistad, y yo le pagaré en la misma moneda. Quien pretenda ocultar la viga en sus ojos no vea la paja en los de su amigo, que es de justicia otorgue a los demás la clemencia que para sí demanda…
7. (Horacio).
…Qué negro amaneció hoy el sol para mí! El bergante escapa, y me deja con el cuchillo en la garganta. La suerte quiso que me apareciera la parte contraria de aquel moscardón, gritando con la fuerza de sus pulmones: «¿Adónde vas, infame? Tú me servirás de testigo.» «Con mucho gusto», le respondo. Arrastra al charlatán ante el pretor, el escándalo arremolina a los ociosos, y conseguí salvarme con el favor de Apolo…
8. (Juvenal).
…¿Y si te dijese que anda buscándote una esposa de costumbres antiguas? ¡Abridle, médicos la vena media! ¡Qué encanto de hombre! Prostérnate en adoración ante las puertas del Capitolio e inmola, en honor de Juno, una becerra con los cuernos empurpurados si tienes la suerte de encontrar una mujer casta. Hay muy pocas dignas de acercar sus manos a las ínfulas de Ceres y cuyos besos no tema su padre…
9. (Juvenal).
¿Pero, en tan gran cantidad de mujeres ninguna te parece digna?
…-Imagínate una mujer bonita, bien formada, rica, fecunda, que ostente en sus pórticos retratos de sus remotos antepasados; más pura que una Sabina con el cabello suelto separando a los combatientes, ave rarísima de la Tierra, comparable a un cisne negro; todo lo tiene. ¿Quién la soportaría como esposa?…
10. (Juvenal).
…¿Qué virtud o qué hermosura vale tanto para jactarse siempre de poseerla? El encanto de este raro y sumo bien, se reduce a nada si, corrompido por un espíritu soberbio, nos proporciona más amargor que dulzura. ¿Qué marido es tan asiduo hasta el punto de no coger antipatía y odiar durante siete horas del día a aquella que ensalza con sus alabanzas?…